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PASE A SER UN ARTÍCULO FRIKIPÉDICO La información contenida en este artículo es una mínima parte de su jugo total, así que ponte los guantes, saca el tupperwere y empieza a exprimir el tema. Si lo haces serás recompensado con una galleta en almíbar y algo más. |
Hubo un tiempo en que José, el padre de Jesús, ya no ganaba bien como carpintero. Empezaba a ponerse de moda la melamina, y Leroy Merlín ya hacía estragos en Galilea. Así pues, la familia entera se trasladó a Jerusalem. En la ciudad los esperaban a todos con muchas ansias, sobre todo a María, ya que conocían su afición por los porros, los tripis (acordémonos de la que formó cuando se puso de parto y decía que se la había follado una paloma) y demás sustancias. Cuando llegaron, José que era el más cabal de todos, le dijo a su mujer que por favor entrasen por la puerta de atrás de la ciudad, pero María, que estaba harta de no poder comprarse trapitos ni pinturas por la ruina que estaban pasando, le dijo: “Ni hablar. Aquí nos subimos en una burra, y entramos como Dios manda. Así ya de paso vendo parte del cargamento que traigo”. Es el momento en el que se instaura el “Domingo de Gramos”, que no de Ramos…
Dicho y hecho, esa tarde se subieron en una burra cada uno, y entraron en la ciudad. De José no se cuenta nada, porque iría espeluznado y cagado de miedo del escándalo que montaron. Para María fue una entrada triunfal en toda regla, puesto que vendió casi todo lo que llevaba, ya que los romanos tenían a la población a rajatabla en cuanto a tema de desmadres se refiere, por culpa de las escenitas del nacimiento. Todo el mundo rompió en gritos y algarabías varias, acompañando aquel esperpento de ramas de maría, que no de palmas, como se cuenta en la tradición. También se vio mucho pellote, mescalina,, opio y hasta amapolas. Jesús, que siempre fue un chulo por eso de ser hijo único, además, entró hasta haciendo la señal de la victoria con la mano, bien orgulloso de la madre tan carismática que tenía. Una chulería que daría mucho que hablar.
Los apóstoles iban detrás, un poco a la defensiva, y cagados de miedo, porque ya se olían que nada bueno les iba a tocar con la idea que había tenido esa señora, de ir a venderlo todo a Jerusalem, y encima entrar de esa forma tan chulesca. Aquí es cuando Judas empezó a darse cuenta que trataba con una familia de locos de remate. No os extrañéis que el populacho conociera ya las vicisitudes de esta familia. Por toda la región eran famosos los colocones generales que ya os conté, cuando veían los panes y los peces multiplicados, andaban sobre las aguas o cuando sacaba de comas a gente como a Lázaro, a base de rayas, remedio este que nunca se había visto antes por allí.
Con los dinerales que sacó María de la venta del alijo, alquiló un local para que su hijo se diera la juerga padre con sus amigos a la noche siguiente. Compró toda clase de vinos, de panes de todo tipo, palanganas para lavarse bien, etc etc... María quería sobre todo, que los apóstoles no se sintieran de lado, y le guardasen el secreto de a lo que ella se dedicaba.
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